hace unos días leí en Le Monde del 15 de julio pasado un artículo de Jean-Claude Milner (lingüista, filósofo y ensayista francés) que me llamó mucho la atención.
Milner observa la profusión de críticas al "sistema" y se pregunta qué ha pasado en el mundo en los últimos años para que el capitalismo financiero medrase en la forma que lo hizo.
- en primer lugar, la globalización del mercado: a partir del momento en que el antiguo bloque del Este y la China adoptan las reglas del capitalismo, NADIE escapa al sistema.
- además, en ese momento, las nacionales herederas del capitalismo clásico perdieron el control directo e indirecto de los recursos energéticos
el capitalismo financiero es lo que permitió que las naciones hasta entonces dominantes –y sus santuarios, Wall Street y la City londinense- mantuvieran su posición. el mecanismo que idearon consiste en que una inversión financiera, que en el fondo no es más que un mero desplazamiento del dinero de un sitio a otro, genera por sí mismo un beneficio. por lo tanto, bastaría con multiplicar los desplazamientos para multiplicar los beneficios. a partir de entonces, los caminos de los fondos se vuelven cada vez más alambicados, siguiendo la batuta de los traders.
- primera lección: la crisis se generó por una combinación de factores altamente improbable; y aquí está el problema: que sea improbable no quiere decir que no pueda darse. la sociedad moderna carece de límites y, en los cruces ilimitados de series ilimitadas, lo más improbable llega indefectiblemente, y más pronto que tarde además, como se ha visto. los políticos no deberían fiarse tanto de la estadística.
- segunda lección: el reino del capitalismo financiero ha confirmado la emergencia del "cualquiera": cualquiera puede hacerse rico haciendo cualquier cosa, y no solo en el mundo de las finanzas. al final, la democracia consistiría en que cualquiera pueda decidir sobre cualquier cosa. si se sustituye el verbo decidir por otro verbo (descargar, enseñar, impedir, permitir…) se obtiene el consenso imperante.
- tercera lección: se habla de reglamentación, pero ¿quién dicta las normas? según lo visto anteriormente, "cualquiera"; y en efecto, no faltaban normas, había de sobras, pero como decía Foucault, la multiplicación ilimitada de reglas y de las fuentes de las reglas resultan en la supresión de las libertades.
¿podemos hacer la trasposición de este discurso al diseño? pues va y sí.
- uno de Óscar Pamio (arquitecto y diseñador, decano de la facultad de diseño del TEC de Costa Rica), en el que explica cómo la evolución del mercado hace que el diseño se ponga al servicio del marketing y pase a ocuparse de cualquier cosa para resolverla de cualquier manera (mientras dé dinero).
- otro de André Ricard en el que concluye: "Las instituciones tienen que fomentar que el buen disñeo llegue a esos otros productos […] que son los que […] impulsan la economía de un país. Una economía que no vive del espectáculo mediático de unos cuantos diseñadores bandera, sino de la excelente calidad de su producción industrial de base" *
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